La movilidad en entornos turísticos cuenta con enormes peculiaridades, cuyos problemas requieren soluciones a veces muy diferentes de las posibles o deseables en entornos convencionales.
Asistimos a un cambio de tendencia en el turismo, que se ha visto, además, acelerado como consecuencia de la COVID-19. Los visitantes valoran, fundamentalmente, la sostenibilidad como el elemento clave diferenciador para elegir su destino de vacaciones. Si la movilidad no es sostenible, el destino no resulta atractivo y desaparece de las opciones preferentes del turista. No puede haber turismo sostenible sin movilidad sostenible.
Medidas que pueden favorecer una movilidad turística sostenible:
- Implantar restricciones para entrar en vehículo privado a los centros históricos o para aproximarse a las zonas de mayor atracción turística. Para ello se precisa disponer de aparcamientos disuasorios y de servicios lanzadera a través de pequeñas guaguas con alta frecuencia que acerquen a los visitantes a las zonas de interés.
- Racionalizar el alquiler de vehículos privados, ofreciendo alternativas de movilidad sostenible a los turistas en transporte colectivo, estableciendo sistemas tarifarios para las compañías de alquiler que deban incluir los costes medioambientales y favoreciendo el uso de vehículos eléctricos. Es necesario que los visitantes paguen el coste real de sus desplazamientos.
- Favorecer la movilidad peatonal y en bicicleta ofreciendo itinerarios seguros y desarrollando sistemas de alquiler público de bicicletas en las zonas turísticas. Un territorio bike friendly y que invita a dar largos paseos añade atractivo al destino.
- Informar adecuadamente y mejorar la señalética para indicar al turista sus opciones de modos de movilidad disponibles.
- Promover la intermodalidad, las plataformas locales de movilidad compartida y el desarrollo de servicios de movilidad conectada tipo MaaS.
- Promover actividades turísticas que no favorezcan la concentración y distribuyan los flujos turísticos de forma más racional sobre el territorio, como el senderismo, el turismo cultural o el astroturismo.
Los modelos turísticos que favorecen la concentración de grandes flujos de turistas en poco espacio y tiempo son incompatibles con un destino responsable.